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Estable, fuera de riesgo vital y conciente. Es el estado de salud del desaforado senador Fulvio Rossi, según el último parte médico.

Rossi llegó al hospital regional de Iquique para atenderse por un TEC y herida penetrante de 2 centímetros en la pared del abdomen, tras lo cual, según radio Bio Bio, se autointernó en la Clínica Iquique.

Según la versión del parlamentario, fue atacado en una bodega en que guardaba material de campaña, por uno o dos desconocidos con acento extranjero.

El mundo político reaccionó con una condena prácticamente unánime tras la denuncia. La voz disidente es la del diputado Hugo Gutiérrez, acérrimo rival de Rossi, quien dijo no creerle al senador, y pidió investigar un eventual autoatentado.

El Gobierno se querelló por agresión contra la autoridad. La Fiscalía ya interrogó al senador y ahora busca evidencia del supuesto atacante, revisando el lugar y las cámaras de seguridad cercanas.

Un caso aún confuso que se suma a la áspera campaña electoral en Tarapacá, y donde lo más aconsejable es esperar con prudencia los resultados de la investigación, antes de adelantar conclusiones. Y por cierto condenar todo tipo de violencia.

 

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