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Un esqueleto momificado que fue encontrado en el desierto chileno de Atacama hace 15 años, y que parece ser el cuerpo de un extraterrestre, ha generado controversia a nivel internacional.

Según consignaban los medios, se trataba de todo un misterio lleno de características desconcertantes. Solo mide 15,24 centímetros de alto y las estimaciones iniciales sobre la edad de sus huesos arrojan consistencias con un niño entre los 6 y 8 años.

El cráneo largo y angular, las cuencas de los ojos inclinadas y menos costillas que las normales (apenas tiene 10 pares en lugar de 12), solo ayudaron a extender el enigma.

A esta momia la llamaron Ata, finalmente investigadores de la Universidad de Stanford determinaron que la edad ósea era de entre 6 y 8 años y que pertenecía a una persona que, según revelaron las pruebas, tenía varias mutaciones en siete genes que, combinadas, crearon las deformidades óseas y músculoesqueléticas, como la escoliosis y la displasia esquelética, mejor conocida como enanismo.

Pero la controversia causada por Ata no quedó ahí.

Chile y sus científicos protestan por investigación sobre Ata

Así titula el New York Times en un reportaje publicado este miércoles.

Según consigna este medio internacional,  días después de que los científicos anunciaran que ATA, que se rumoreaba que era un extraterrestre era en realidad un bebé humano, los científicos chilenos condenaron el nuevo estudio como poco ético y su gobierno comenzó una investigación sobre el robo de tumbas.

Este periódico informó que el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile  dijo en un correo electrónico el martes que había iniciado una investigación sobre si los restos de la niña fueron exhumados ilegalmente en 2003 y sacados del país de contrabando. Esta denuncia la hicieron llegar hasta el Ministerio Público en respuesta a los reclamos de los investigadores chilenos.

Denuncian entre otras cosas que la tumba fue saqueada y el esqueleto momificado fue robado, violando las leyes del país.

Por su parte dos autores del nuevo estudio, el Dr. Garry P. Nolan, un inmunólogo de la Universidad de Stanford, y Atul Butte de la Universidad de California en San Francisco, defendieron la ética de su investigación, detalló el NYT.

No teníamos participación ni conocimiento de cómo se obtuvo originalmente el esqueleto ni cómo se vendió o exportó a España”, dijo el Dr. Butte. “No teníamos ninguna razón para sospechar en este caso que esta muestra se obtuvo ilegalmente“. Señaló que había informes sobre los restos en la televisión chilena durante 15 años sin que el gobierno investigara el caso.

El reportaje del NYT detalla que los informes (de principios de 2000) señalan que un sujeto llamado Óscar Muñoz, descubrió la momia junto a una iglesia abandonada en un pueblo fantasma llamado La noria. Detallan además que corrieron rumores de que el Sr. Muñoz había encontrado un extraterrestre. Se ganó el sobrenombre de “Ata” por el desierto de Atacama en Chile, de donde supuestamente provenían los restos. (De hecho, La Noria está a más de 450 millas al norte del desierto).

Finalmente Ata terminó en la colección privada en Barcelona de Ramón Navia-Osorio, quien no respondió de inmediato a una consulta por correo electrónico sobre si había obtenido legalmente los restos de Ata.
En 2012, los productores de un documental que afirmaban tener pruebas de OVNIs tuvieron acceso al esqueleto de Ata y fue ahí que el Dr. Garry P. Nolan se ofreció a examinar las muestras enviadas a él en busca de ADN.

La publicación del estudio en la revista Genome Research enfureció a algunos investigadores en Chile, donde el saqueo y la venta de artefactos e incluso momias han sido una preocupación desde hace mucho tiempo.
El New York Times detalla que al igual que muchos otros países, Chile ahora tiene leyes que hacen que tales exhumaciones y el contrabando sean ilegales, castigables con multas y condenas de prisión.

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